domingo, 27 de septiembre de 2009

Realidad

I.
Parece incongruente que, en medio de una crisis económica, el periódico de mayor circulación en el país haya publicado, hace dos semanas, una edición especial sobre los fastuosos quinceañeros celebrados este año.
Las fiestas contaron con presupuestos de miles y miles, y con coordinadores/as para cada detalle: las invitaciones de cientos de personas, el local con la decoración del tema seleccionado, las mesas, el bizcocho de seis pisos, los tres cambios de traje de diseñador, los chocolates o los cofres con el rostro de la quinceañera estampado que regalarían a los/as asistentes, el cantante religioso que amenizaría durante la cena y el cantante de reggaetón que sorprendería a la quinceañera y sus amigos/as al final, y la coreografía con que la niña que "entraba -muy putona- en sociedad" deleitaría a sus compañeros/as de colegio y sus familiares.
Las páginas de la Revista Magacín, con ideas sobre cómo malgastar el dinero en una celebración ridícula y sexista, contrastaban con la página del San Juan City News -una revista con nombre muy autóctono, con información sumamente necesaria y que se imprime a todo color con fondos públicos para resaltar la imagen del alcalde que pretende desarticular proyectos de autogestión comunitaria, como el Fideicomiso del Caño Martín Peña y CAUCE en Río Piedras, para canjearle la ciudad capital a grandes empresarios a cambio de apoyo a sus pretensiones políticas- en la que se resaltaba cómo ciertas damas desprendidas respondieron al llamado de la señora Garriga y regalaron al Municipio de San Juan los trajes de gala que ya no querían para que niñas de escasos recursos pudieran ir bonitas a sus bailes de graduación.
II.
Entonces, El Nuevo Día agradeció a estas damas con un artículo de tres páginas que proveía un calendario para ir preparándose, desde septiembre, para las fiestas navideñas. Así, las personas que están desempleadas, no porque hayan perdido su trabajo ni carezcan de escolaridad para acceder a ciertas posiciones, sino porque prefieren quedarse en casa para preparar los quinceañeros y las bodas de sus hijas, pueden organizar cada detalle necesario para la Navidad: las tarjetas que enviarán por correo postal, las tarjetas que enviarán por correo electrónico, las listas de regalos, diseño de decoraciones, la remodelación anual de los cuartos y los baños del hogar, el nuevo color de la fachada de la casa, el contrato para cambiar el "landscaping" del jardín, los manteles, las servilletas de tela, los cubiertos, la vajilla, el nuevo televisor HD, los menús de las cenas con familiares, los menús de las cenas con amigos/as y las vacaciones a algún lugar exótico. La limpieza de la residencia y la piscina no se incluyen, porque ya hay personas contratas para hacerlas todos los meses. El calendario provee tareas para cada semana, para que se mantengan entretenidas.
Seguramente, la madre soltera que trabaja 40 horas semanales, ayuda a estudiar a sus hijos/as, limpia su casa sin piscina y toma un curso corto de repostería para aprender a hacer bizcochos de quinceañera de seis pisos y recibir ingresos adicionales para poder comprarle regalos de Navidad a sus hijos/as, porque su sueldo no es suficiente ni para pagar las deudas, no leyó ese artículo. Ella necesita uno para decidir, semana tras semana, qué va a hacer para conseguir trabajo ahora que fue despedida, tras 11 años en su empleo, qué va a hacer para pagar el colegio católico sin renombre en el que humillan a sus hijos/as sacándolos/as del salón si se atrasan en la mensualidad, qué va a hacer para que no le corten la luz y el agua, qué va a hacer para que el banco no le quite la casa por no pagar la hipoteca.
Sin casa, no habrá árbol de Navidad.
III.
Para que no quede duda de las incongruencias, el periódico, a dos días de que se anunciara el despido de 16,970 trabajadores y trabajadoras, publica hoy una edición especial de su revista sobre construcción: De Lujo. En ésta, describe millonarios proyectos para millonarios: los mármoles, los jacuzzis, los muebles tallados y las vistas al mar. Si en el 2008, los estudios advertían que, hasta el 2012, el 47% de las personas que necesitarían vivienda no podrían pagar más de $90,000; que se necesitaban más de 9,000 unidades anualmente a precios menores de $90,000, y que el mercado de vivienda de $260,000 en adelante estaba tan saturado que tendría exceso de inventario por los próximos cuatro años, con la tasa de desempleo actual, estas viviendas de lujo se quedarían definitivamente sin compradores/as.
¿Por qué se reseñan, entonces? Porque, el viernes pasado, cuando la empleada llegó a casa pensando cómo le diría a sus hijos/as que se quedaba sin su fuente de sustento, también llegó a su vivienda de lujo un funcionario del Gobierno, con el sueldo que debería corresponderle a seis personas.
El Nuevo Día no está tan ajeno a la realidad como parece.
IV.
Empresas Ferré-Rangel: gracias por demostrar con sus publicaciones que la crisis económica es otro cuento para que una clase dominante siga aplastando a las que trabajan. Pensaba que habían abandonado la meta periodística de informar sobre las cosas importantes que suceden día a día, pero...